Cuando Ya Queda Menos
17 de Junio de 2013
Cuando ya queda menos para el verano que, parece siempre lo marcan las vacaciones escolares, preparamos para la llegada de los niños que desde Madrid llegan a pasar casi tres meses entre la familia. Acompañados de sus Yayos, arriban a Mallorca con la ilusión de un verano lleno de emociones. Años haciendo lo mismo, ya han hecho amigos con los que se comunican de vez en cuando pero que esperan verse con impaciencia.
Dos niños y una niña, durante años, han llegado desde Madrid a Mallorca por estas fechas, más blancos que la leche, deseosos de playa. Y aquí “las Tías-Abuelas”, así nos describió el mayorcito con apenas ocho o nueve años, cuando la azafata le preguntaba quien venían a recogerlos, pues ya se había interesado por saber que parentesco era el nuestro, al ver el maremágnum de familia, difícil de entender, sobre todo en las casas que apenas son cuatro o cinco, la nuestra es peculiar y si estamos todos juntos podemos asustar.
Cuando empezaron a venir, los dos pequeños llevaban paquete, el mayorcito era un tirillas que casi había que hacer esfuerzos para verlo, llegaba con los estragos de los catarros del invierno madrileño y lo recibíamos ansiosas por que se recuperara en la playa, el caso es que era llegar y meter la cabeza en el agua y dejaban allí todo lo indeseable de sus vías respiratorias, a partir de ese momento respiraban sin problemas y dormían como lirones.
Los niños se han acostumbrado a que estas fechas están marcadas en el calendario como obligatorias y a medida que crecen son más conscientes de lo que significan y marcan los días que le quedan para llegar… A los mayores nos pasa lo mismo porque, ellos durante estos meses han sido la delicia de muchos momentos. Casi tres meses de playa diaria acompañados de Yayos y Tías Abuelas dan mucho de sí para reírte, enfadarte y que te hagan las mil y una pifia pues, como niños tienen momentos de todo tipo.
Pero ¡Ay! Los años pasan y los niños crecen y nos está empezando a dar miedo que esta rutina un día no muy lejano se termine. Los dos mayores ya tienen edades comprometidas y cuando hablamos de esta posibilidad, sobre todo con la niña, busca mil escusas por las cuales puede seguir viniendo por estas fechas, una de ellas, según dice, se hará monitora para vigilante de playa… La cuestión es, no perder la costumbre de estos meses de relax que tan fácil se lo ponen Yayos y Tías y todo lo que el veranito pone a disposición para pasarlo bien, y como le dice su madre, con mucha sorna; -Y justamente te pondrán de vigilante en ésta playa donde vienes todos los días…Seria la bomba!!! Ella ríe, en el fondo sabe que esa circunstancia no es cómo conjugar verbos.
Es bonito verla reír, es la risa de una niña ya adolescente que sabe se le está escampando la niñez y se agarra a ella, sabiendo que una vez que pase no va a volver. Y veranos siempre habrá pero no serán los mismos.
La verdad es que los tres nos hacen perder la cabeza pero, la niña no tiene desperdicio, muy en la onda de lo que son las jovencitas de hoy, la “joia” es guapa y tiene tipazo a rabiar, y lo sabe, nos sigue y le seguimos la bola en este querer hacer de ella una chica con sentido común, (las Tías somos muy pesadas) y hacerle ver que así como están las cosas igual ella, como afortunadamente tantos otros, viven en una burbuja de comodidad que hoy ya está dejando de ser normal, además ellos, tienen que saber valorar el privilegio de disfrutar cada año de vacaciones en Mallorca.
Ella además de guapa y tipazo es, una niña estudiosa que se lo curra muchísimo, es de las qué, hasta que no tiene todos los trabajos del cole listo apenas respira y cuando queda menos para la llegada del verano trabaja sin levantar cabeza pensando en las vacaciones playeras. Cuando hablamos la animamos a que ya queda menos.
Vive en Carabanchel Alto el barrio de Madrid que hizo famoso Elvira Lindo, con su personaje de Manolito Gafotas y cuando entre risas se lo comentamos, nos enseña esa sonrisa picara entre inocente y sabelotodo.
- Puaf!! Si no vale nada este barrio, a mí no me gusta.
– ¡Ah no! ¿Te gustaría vivir en otro?
- ¡Hombre claro!
–Claro, tú tienes poderío estético para vivir en pleno Madrid o mejor, en el Barrio de Salamanca, pero, para ello tendrías que tener un padre muy pudiente, así qué, en Carabanchel Alto ya está bien.
Sabe seguirnos el juego y conversaciones de este tipo van y vienen entre sobrinos-nietos y Tías-abuelas. Somos la muleta donde se apoyan cuando quieren conseguir algo que se resista con Yayos y Papis, nos toman el pelo cada vez que pueden, porque por lo visto nos prestamos a ello. Lo cierto es qué tienen momentos impagables.
- Puaf!! Si no vale nada este barrio, a mí no me gusta.
– ¡Ah no! ¿Te gustaría vivir en otro?
- ¡Hombre claro!
–Claro, tú tienes poderío estético para vivir en pleno Madrid o mejor, en el Barrio de Salamanca, pero, para ello tendrías que tener un padre muy pudiente, así qué, en Carabanchel Alto ya está bien.
Sabe seguirnos el juego y conversaciones de este tipo van y vienen entre sobrinos-nietos y Tías-abuelas. Somos la muleta donde se apoyan cuando quieren conseguir algo que se resista con Yayos y Papis, nos toman el pelo cada vez que pueden, porque por lo visto nos prestamos a ello. Lo cierto es qué tienen momentos impagables.
María Calzada.
¡¡¡Que grandes nos sentimos rodeadas de los nietos!!!
Besotes.
Loa nietos, bien lo sabes María, porque eres abuela, son la mejor medicina contra depresiones, neuras, malos humores, riñas de pareja- inevitables riñas de pareja-, mentiroso el que diga lo contrario,y el estrés de cada día.La inocencia, el candor y el cariño que recibes y que das, es más potente que cualquier ansiolítico, antidepresivo, euforizante... La sonrisa de una boquita desdentada, primero y con demasiados dientes cuando se hacen mayores, es un camino suave que deja en el alma un poso de ternura imposible de borrar. Por eso nos creemos, o queremos creernos, esas medio mentiras que se fabrican, para alargar el tiempo de permanencia sin distancia,de acercamiento mutuo,de necesidad de dar y recibir. Lo contrario sería acabar en manos de los ansiolíticos, antidepresivos...
Es una bonita realidad y, aunque se muy bien de los inconvenientes de mucha gente alrededor,también se que las ventajas ganan por goleada a los inconvenientes y que los lazos de cariño que se crean son indestructibles y eternos.Aunque pretendamos creer sin conseguirlo que "ya verás cuando se hagan grandes y no te necesiten...", porque en el fondo somos conscientes que nos vamos a necesitar toda la vida.
Por cierto, preciosa historia, muy bien escrita.
Un abrazo.
Manuel
Como siempre un relato precioso.
Un beso a las dos.
Disfrutad a tope todos, es una suerte para ellos y vosotros, un saludo desde Zaragoza.