Este Blog ha nacido para dejar volar la imaginación, y al igual que las mariposas, anuncian su presencia con el aleteo de las alas, espero de vez en cuando volar para encontrar historias que contar.

26 de agosto de 2013

Recordando el pasado...

Era vivaracha extrovertida, siempre con una sonrisa en los labios y una carcajada cantarina que contagiaba. Trabajadora, resuelta y habilidosa en lo que se proponía. Le tocó como a muchas de su generación ayudar a los padres en las faenas del campo, sabiendo muy bien lo duro que era y como a tantas,  sabiendo también que ahí no quedaría nada para ella.
Se preparó en una de sus mejores habilidades, y la salida más inmediata para las mujeres de entonces, modista. Y lo hizo también, que dio el campanazo haciéndose el vestido de novia más bonito que he visto jamás. Tenía cuerpo y figura para lucir un vestido elegante, que no se si todo el que lo vio supo admirarlo justamente. Elegante abrigo blanco para la ocasión, encima del vestido de novia, resultó ser la novia más bonita y podía haber competido con los mejores modistos y modelos del momento.
En el después de la boda, dieron la medida de la paciencia y carácter afable que la pareja tenía, para aguantar la bromas que en aquellos tiempos se estilaba hacer a unos recién casados.
Con su boda supimos que se nos iba una aliada, a pesar de la diferencia de edad, de juegos y risas. Estos momentos eran siempre con la excusa de ayudar en alguna faena de las que tenía asignadas en su casa. Éramos como las zagalas que la acompañábamos a la huerta para arrear al perezoso burro, cuando sacaba agua de la noria. Y ella tenía el poder de estimular nuestra inocencia de niñas, asegurándonos momentos de travesuras y las consabidas risas. Todavía recuerdo su figura, con la azada en la mano en medio de las hojas verdes de la remolacha, mirando hacía nosotras con una sonrisa enorme. La merienda de media mañana, al lado de la noria y el sonido del regatillo del agua dirigida al riego. Allí aprovechábamos el momento para seguir las bromas y chistes, mientras nos comíamos el chorizo que la Señora María había puesto en la cesta y que a nosotras nos encantaba.
Era la mejor vendedora ambulante por el pueblo, de pimientos, tomates, y las verduras que se acostumbraba a sembrar en las huertas de su padre, y seguro que la más piropeada qué, ella contestaba con su risa contagiosa.
No nos importaban los madrugones que a veces se minimizaban durmiendo la noche anterior en su casa, compartiendo cama, a pies y cabecera, como mandaba la costumbre, cuando el espacio en la casa era escaso. Esto era casi siempre cuando llegaba la época de la vendimia. Anhelábamos que llegara ese momento porque nos permitía tenerla a nuestro lado casi todo el tiempo y con ella, el tiempo no contaba, teníamos asegurados muy buenos momentos.
Nos dirigíamos a la viña del Señor Elías, apretujadas en el carro entre los cestos altos qué, de regreso habrían de venir llenos de uvas. Cuando llegábamos a la viña protagonizábamos uno de los hechos más comentados durante años, no solo en su familia también en la nuestra. Eran las ideas de Francis… La viña estaba en un teso con altura considerable, o a mí me lo parecía. Justo en el momento de haber descargado los cestos, Francis nos animaba a meternos en uno de ellos, que ya se había encargado de tumbar. Nosotras como siempre hemos sido menuditas y atrevidas, no nos lo pensábamos. Lo siguiente era empujar los cestos y hacerlos rodar ladera abajo, con los consiguientes trompicones de todas las piedras que encontraba el cesto y nuestro cuerpo durante el rodaje. Para habernos “matao”. Pero no, cuando subíamos la cuesta con el cesto en la mano y dispuestas a repetir, todavía duraban las carcajadas de Francis y la cara de media sonrisa y estupor del Señor Elías qué, al día siguiente viendo que no pasaba nada, participaba de la fiesta. Después de esto y sabiendo la merienda que nos esperaba, el vendimiar era una fiesta.
La vida y la emigración nos llevaron por diferentes caminos. Después de su boda tan solo una vez la volví a ver. Pero su familia es la nuestra. Las anécdotas vividas con ellas son recuerdos que permanecen en nuestra memoria tan claros como el agua. Seguro que a ella también le dejamos travesuras y anécdotas para contar a los suyos.

Pero Francis forma parte de ese puñado de seres queridos que nos dejaron demasiado pronto y nos queda el consuelo de haber vivido momentos que atesoramos en nuestro recuerdo, para así conseguir que permanezcan a nuestro lado, recorriendo el camino qué, seguro algún día nos llevara a su lado y entonces, seguiremos riendo…
María Calzada

21 de agosto de 2013

Las minas de sal de Cracovia.


Las minas de sal son una de las visitas imprescindibles en Cracovia, están a solo 14 km de de la ciudad, en la localidad de Wielicka. Dicen que son las minas más famosas del mundo y en estos momentos ya están declaradas monumento de la humanidad. 
Parece ser qué el recorrido se empieza por la parte más antigua. El aspecto es este, nada que ver con el resto del recorrido.
Se remontan a la edad media, las primeras referencias que se tienen de ellas son sobre el año 1044. En siglos pasados fueron una de las principales fuentes de ingresos para el reinado de Polonia.
Estando en Cracovia es una visita obligada y todo un espectáculo por la enormidad que tienen y lo que han sido capaces de desarrollar dentro de ellas. Tienen unos 320 metros de profundidad y alrededor de 300km. de túneles. Para las personas con claustrofobia, estas profundidades pueden parecer un disparate y algo imposible de aguantar pero, salvo que se tenga muy acentuado el síndrome, la verdad es que cuando paseas por allí dentro no tienes la sensación de estar bajo tierra. Los espacios son muy grandes y puedo asegurar que en el caso de que pase algo en menos de dos minutos te han sacado fuera. Hay que pensar en disfrutar lo que se está viendo.
El recorrido turístico es de tres kilómetros  y se baja a niveles de entre sesenta y ciento sesenta metros. Hoy la bajada a los sesenta metros primeros se hace en ascensores, también la subida al final del recorrido.
Se supone que se hace el recorrido empezando por la parte más antigua de la mina, con lo cual las primeras galerías son más estrechas, forradas de maderas y vigas de troncos de árboles. Como los medios técnicos para trabajar eran rudimentarios, las galerías forradas de madera se pintaban de blanco para ver mejor.
Los que no tienen reparos, chupan la primera pared de sal que empezamos a ver.
A medida que te adentras en el recorrido las galerías son más amplias incluso  las paredes no están forradas de madera. El aspecto a la vista es de unas paredes parecidas al mármol de color gris oscuro, cuando lo tocas te das cuenta que no. Una de las curiosidades, supongo que lo dicen cuando vas en grupo, es qué, al entrar en la primera galería sin forrar de madera es costumbre chupar con la lengua la pared, así das fe que es verdaderamente de sal.
Durante el recorrido te muestras las formas y métodos de trabajo para la extracción de la sal además de las penurias que pasaban habituales en todas las minas, problemas con los gases, y enfermedades con la vista. Por otro lado, hoy dicen que respirar  ese ambiente es bueno para la salud, sobre todo para los asmáticos, de hecho ahí abajo se encuentra en funcionamiento un hospital y no hay más tratamiento que respirar  el ambiente por lo visto salado pero, que es imperceptible. .
Las partes más lisas son cristales transparentes que en la foto no se puede apreciar. Si colocan una linterna se puede ver la profundidad de la transparencia.
Visto desde abajo. las alturas de las salas son grandísimas.
La puerta de uno de los despachos. Lógicamente la puerta es de época más moderna.
Una de las capillas que se pueden encontrar a lo largo del recorrido.
Ya más dentro, no solo ves simples galerías o pasadizos,  allí en la época en que se trabajaba en los espacios que nos enseñaron, se escavaron habitaciones, despachos, capillas y se pueden ven amplias salas escavadas durante la extracción de la sal y que hoy están decoradas con estatuas religiosas y honorificas a momentos y aspectos del trabajo en las minas, esculpidas en sal. 
Algunas de las estatuas de sal.
El aspecto es como si fueran de piedra, no se permite tocarlas con la mano para que no se gasten, sin embargo las paredes si se puede. Es importante saber, que todas las esculturas están hechas por mineros, es algo que te sorprende porque tienes que fijarte mucho para darte cuenta que en algunas de las esculturas, carecen de proporciones  y perspectiva, pero es de un merito increíble. También el suelo por donde se pisa, está esculpido en la sal.
Alguno de los suelos de sal.
Cuando ya llevas recorriendo un buen rato galerías y salas que, sin darte cuenta vas bajando metros, pero que hay que decir qué, muy bien preparado, de pronto desembocas en la catedral… 
La catedral.
Uno de los cuadros escuñpidos en la catedral.
Una de las lamparas de sal.
En ese momento el ¡¡ohhh!! De los visitantes es inevitable, porque… Sí, ahí abajo hay una catedral enorme,  (ninguna fotografía le hace justicia) toda ella, cada detalle, esculpida en sal. Tiene altar mayor y menores, cuadros de representación religiosa y no podía faltar el Papa Juan Pablo II. Hasta las lámparas que parecen de cristal, son cristales de sal.
A ver quien acierta el defecto de esta escultura....

Es dificilísimo hacerse una idea de la enormidad de las minas. Si a medida que te van enseñando espacios te das cuenta que ahí abajo además del hospital, también hay un hotel con sus cocinas en funcionamiento. La celebración de bodas y eventos con gran cantidad de gente es habitual.
Las filtraciones de agua dulce en algunas zonas son habituales creando en algunos puntos estalactitas y estalagmitas y protuberancias que suelen llamar coliflores por el parecido con esta verdura. El agua dulce hay que extraerla de forma obligada pues lo que mas daño le hace a la sal. 
Recorrido del agua dulce.
Antiguamente la forma de sacarla era muy rudimentaria, muchos de los tramos se hacía con toneles a hombros de los mineros. Hoy la Tecnología les permite canalizarla y extraerla sin ningún problema.

Una de las pocas estalagmitas que se encuentran.
las coliflores que se forman por las filtraciones de agua dulce.
El recorrido de cerca de dos horas, es todo un espectáculo y apenas te das cuenta de que ha pasado el tiempo y tardas en asimilar todos los valores, además de lo monumental que encierran las minas de sal.
La temperatura ahí abajo es de 15 o 16 grados pero, antes de bajar pasamos tanto calor que qué agradecimos el fresco que se respiraba.

Reitero, semejante espectáculo estando en Cracovia  no se puede perder.
María Calzada

16 de agosto de 2013

YA NO SON LOS MISMOS VERANOS...

No, Ya no son los mismos veranos. Pasaron los duros veranos de Topas cuando el recoger la siega era de sol a sol y  el resultado del trabajo era un mísero jornal. Tiempos duros que  la emigración cambió por trabajos más llevaderos y  que lograron   el bienestar soñado.
Los casi cuarenta años fuera del pueblo le sirvieron no solo para trabajar, que le ha tocado lo suyo, también para cambiar la forma de vivir y cultivar la mente bebiéndose los libros y  manteniendo a lo largo de su vida el buen habito de leer todos los días. Ha mantenido hasta hoy una memoria prodigiosa, de manera qué, en las conversaciones familiares, cuando ha sido necesario dar una fecha o dato histórico él era nuestra enciclopedia inmediata. Ya se queja de que la memoria le falla, es el resultado de que la edad no perdona.
Simón, es de esos hombres que no perdieron las raíces y después de unos años jubilado, volvió de donde había salido, para disfrutar de ese estado de no hacer nada, eso sí, sigue leyendo,  es la máxima distracción junto con la de caminar, ver los toros o el futbol  en el bar,  hablar con sus paisanos, contándose chistes y charangas,  donde la verdad y la mentira no se reconocen pero ayudan a pasar el tiempo.
Ya pertenece a ese grupo de mayores con memoria histórica sobre el pueblo y sus moradores. Para quienes salimos siendo niños y la memoria de nuestras raíces, es un simple reflejo, él durante estos años se ha encargado de ponernos al día. Sin él, el conocimiento sobre nuestro pueblo sería  nulo.
Todos los veranos ha regresado a Mallorca para pasar como mínimo dos meses, disfrutando de la playa junto a los nietos. La playa ha sido y sigue siendo su gran pasión, es de los que no perdona ni un día, ya pueden caer chuzos de punta, siempre confía que escampe para la hora de ir y como aquí el tiempo acompaña, termina teniendo razón. A esa hora, nunca hace mal tiempo. Otra cosa es por la noche, ahí, cualquier brisa más fresca de lo normal hace qué, cambie las sandalias por, calcetines y calzado cerrado. A menudo bromeamos, que esto le pasa porque le queda en la memoria, el jodido frío de los inviernos de Topas.

Este año las piernas les están jugando malas pasadas, perdiendo la agilidad, no sólo de caminar como le gustaba, también los baños en el mar, que eran metódicamente,  de nadar media hora o una hora, secarse quince o veinte minutos, para volver a meterse en el agua, a reducir estos tiempos a lo mínimo. Pero es hombre de fácil socialización, y veranear años en el mismo sitio le ha aportado conocimiento y amistades nuevas. No tiene problemas. Igual habla con el socorrista, con el vecino playero, con el que vende la fruta, con el alemán perdido… Últimamente el “barquero”, así llamamos al que alquila los velomares, ha sido su compañero playero, porque el resto de los que vamos a la playa con él, una vez que llegamos allí, ya no existimos. Como el tiempo de los baños se ha reducido, emplea su tiempo en socializarse con el barquero jugando a las cartas, y contándose cuatro mentiras debajo de una sombrilla. Sombrilla que por cierto a él, nunca le da la sombra, pero es igual, el sol lo aguanta bien. Así llega al pueblo, negro como un indio arapahoe.

Hoy hemos bajado a darnos un baño y teníamos curiosidad de ver, qué haría el "barquero". Que sepas que estaba triste, no tenía compañero de juego.
María Calzada

10 de agosto de 2013

Cracovia Ciudad

Cracovia fue durante  más de 600 años la capital de Polonia. En el siglo XIV la ciudad se reveló contra las autoridades reales.  Años  después pasaron la corte y la capital a Varsovia. En el fondo los habitantes de Cracovia se siguen sintiendo  dueños de la capitalidad y no esconden los piques  existentes entre las dos ciudades.

La influencia del pasado y las  invasiones está reflejada en la fisonomía de la ciudad. El trazado medieval de sus calles dan buena cuenta de ello y el resultado es una ciudad monumental con estilos desde el románico temprano a la arquitectura moderna.
Lo cierto es que Cracovia aunque es una ciudad pequeña cercana a los ochocientos mil habitantes, más, doscientos mil estudiantes, que cada año cursan estudios en las universidades y centros de estudios superiores pues,  no en vano es la ciudad cultural  de la ciencia y  juventud y ostenta el título de capital Europea. Las 17 universidades que alberga la ciudad dan una idea de la cultura existente que, por otro lado se nota en sus gentes, por poco que te fijes. Una de sus universidades, Jaguellónica es  la más antigua de Europa creada en 1364 por Casimiro III. En una de las salas de esta universidad  los nazis obligaron a reunirse a profesores y personajes importantes de la cultura. Nunca más se supo de ellos, fueron fusilados.
Por sus aulas han pasado, entre otros, personajes importantes, como el astronomo, Nicolas Cópernico, y juan Pablo II, hoy es una adoración que sienten por este Papa, no hay rincón que por una circunstancia u otra no lo mencionen.
Se la considera una de las ciudades más bellas de Europa y la más visitada de Polonia. Ciento cincuenta iglesias llenan sus calles, con mezcla de estilos, no solo por lo que tardaron en hacerlas, también por las continuas reconstrucciones que han sufrido debido a las invasiones y guerras a lo largo de los siglos. En alguna calle, llega a haber hasta ocho iglesias, además  de fachadas que dan fe de épocas y estilos diferentes. Durante la segunda guerra mundial tuvo la suerte de no recibir ataques masivos y esto permitió conservar intactos todos los monumentos que hasta entonces se habían reconstruido.
Me llamó la atención la armonia de las fachadas con los geranios repletos de flores. Rara era la fachada que no presentaba este aspecto. 
Pasear por el centro de Cracovia es una gozada, a pesar de que era tiempo de vacaciones estudiantiles, que es un plus añadido para fomentar el ambiente, se la veía  llena de vida. Cada edificio es digno de admiración. En esta época del año es para ellos como una floreciente primavera y sorprende ver en cada ventana o jardinera de las terrazas de restaurantes y bares los geranios repletos de flores. Sin duda la mejor época para visitarla es ya metidos en el verano que, el calor debería ser suave, aunque nosotros  hemos sufrido la ola de calor y no todos los establecimientos están preparados para mitigar el exceso de temperaturas.
La Plaza del Mercado es el centro neurálgico de la ciudad, ya solo en su fisonomía es espectacular pero, animada por los  cracovianos, mayores y niños, que salen a la calles aprovechando los pocos meses de buen tiempo, además de músicos ambulantes, más en esta época, grupos de visitantes, le dan una alegría y colorido que no dan ganas de marcharte de allí.
Plaza del Mercado vista desde la torre de la iglesia de Santa María. En los bajos del edificio del centro se encuentra el mercado de tiendas de souvenirs. 
Los edificios de la plaza al igual que el resto de la ciudad  no se ve un estilo uniforme de edificación, por el contrario cada uno de ellos,  marca su época y estilo. 
 La Basílica de Santa María , flanqueado una de las esquinas de la plaza, cargada de historias y leyendas.
 Por la noche tiene un ambiente de fiesta increible.
Si además de pasear por la plaza se tiene la oportunidad de comer en el restaurante más antiguo, sabiendo la historia que tiene detrás, te das cuenta que estás sentada en un lugar privilegiado.  Data de 1364, cuando Mikolaj Wierzynek preparó el banquete de bodas para la nieta del Rey Casimiro el Grande. La realeza fueron comensales habituales en los salones que hoy se pueden ver decorados con antiguos muebles, candelabros cuadros y relojes de pared. La fachada es digna de  admirar.
…Otro día más.