No, Ya no son los mismos veranos.
Pasaron los duros veranos de Topas cuando el recoger la siega era de sol a sol
y el resultado del trabajo era un mísero
jornal. Tiempos duros que la emigración
cambió por trabajos más llevaderos y que
lograron el bienestar soñado.
Los casi cuarenta años fuera del
pueblo le sirvieron no solo para trabajar, que le ha tocado lo suyo, también
para cambiar la forma de vivir y cultivar la mente bebiéndose los libros y manteniendo a lo largo de su vida el buen
habito de leer todos los días. Ha mantenido hasta hoy una memoria prodigiosa,
de manera qué, en las conversaciones familiares, cuando ha sido necesario dar
una fecha o dato histórico él era nuestra enciclopedia inmediata. Ya se queja
de que la memoria le falla, es el resultado de que la edad no perdona.
Simón, es de esos hombres que no
perdieron las raíces y después de unos años jubilado, volvió de donde había
salido, para disfrutar de ese estado de no hacer nada, eso sí, sigue
leyendo, es la máxima distracción junto
con la de caminar, ver los toros o el futbol en el bar, hablar con sus paisanos, contándose chistes y
charangas, donde la verdad y la mentira
no se reconocen pero ayudan a pasar el tiempo.
Ya pertenece a ese grupo de
mayores con memoria histórica sobre el pueblo y sus moradores. Para quienes
salimos siendo niños y la memoria de nuestras raíces, es un simple reflejo, él durante
estos años se ha encargado de ponernos al día. Sin él, el conocimiento sobre
nuestro pueblo sería nulo.
Todos los veranos ha regresado a
Mallorca para pasar como mínimo dos meses, disfrutando de la playa junto a los
nietos. La playa ha sido y sigue siendo su gran pasión, es de los que no
perdona ni un día, ya pueden caer chuzos de punta, siempre confía que escampe
para la hora de ir y como aquí el tiempo acompaña, termina teniendo razón. A esa hora, nunca hace mal tiempo. Otra cosa es por la noche, ahí, cualquier
brisa más fresca de lo normal hace qué, cambie las sandalias por, calcetines y
calzado cerrado. A menudo bromeamos, que esto le pasa porque le queda en la
memoria, el jodido frío de los inviernos de Topas.
Este año las piernas les están jugando
malas pasadas, perdiendo la agilidad, no sólo de caminar como le gustaba,
también los baños en el mar, que eran metódicamente, de nadar media hora o una hora, secarse quince
o veinte minutos, para volver a meterse en el agua, a reducir estos tiempos a
lo mínimo. Pero es hombre de fácil socialización, y veranear años en el mismo
sitio le ha aportado conocimiento y amistades nuevas. No tiene problemas. Igual
habla con el socorrista, con el vecino playero, con el que vende la fruta, con
el alemán perdido… Últimamente el “barquero”, así llamamos al que alquila los velomares,
ha sido su compañero playero, porque el resto de los que vamos a la playa con
él, una vez que llegamos allí, ya no existimos. Como el tiempo de los baños se
ha reducido, emplea su tiempo en socializarse con el barquero jugando a las
cartas, y contándose cuatro mentiras debajo de una sombrilla. Sombrilla que por
cierto a él, nunca le da la sombra, pero es igual, el sol lo aguanta bien. Así llega
al pueblo, negro como un indio arapahoe.
Hoy hemos bajado a darnos un baño
y teníamos curiosidad de ver, qué haría el "barquero". Que sepas que estaba
triste, no tenía compañero de juego.
María Calzada
Bonito panegírico.Simón es un hombre de los que yo admiro. Tuvo que luchar desde niño en una tierra donde lo habitual era el frío glacial, la lluvia y el quemazón de la helada en invierno y la sed, que seca la garganta y la apergamina produciendo la sensación de la fatiga extrema en verano, mientras trabajas la tierra de otro, que sabes que nunca será tuya,por un salario de miseria.Luego, duro y valiente como ha sido, dio el salto al exilio, allende el mar,en una tierra lejana y desconocida, hasta en el idioma... y cuando pensó que no podría aguantar, una vez más aguantó hasta el final.Pero cuando se sintió cansado volvió, como el toro bravo de esta tierra, a la querencia de las tablas...
ResponderEliminarMe emocionó hablar con él. Siempe me emociona hablar con las personas íntegras.