Este Blog ha nacido para dejar volar la imaginación, y al igual que las mariposas, anuncian su presencia con el aleteo de las alas, espero de vez en cuando volar para encontrar historias que contar.

28 de agosto de 2014

Nacidos en el 54...

Ya hace años dejamos la niñez, y adolescencia, para vivir otra vida en lugares desconocidos. La mayoría salió con la mochila vacía y la memoria llena de pequeñas vivencias, porque no dio tiempo a más, y se guardaron en lo más profundo, pensando que no se iban a necesitar.

Durante años se vivió de espaldas al fino hilo de los recuerdos, que poco a poco envejecían, oxidándose, como los clavos de los portones viejos, de manera que cuando se quieren hilar vivencias, apenas quedan destellos de historias desvencijadas, que se intentan rescatar ahora, al filo de los sesenta, cuando ya se ha vivido otra vida.
Nos entretuvimos en tejer el futuro con la ilusión y la fuerza de la juventud, sorteando dificultades, para tener una vida mejor para nosotros y un poco más tarde para nuestros hijos.

Ese camino también tortuoso nos dio oportunidades a veces impensables que marcaron la senda por donde debíamos ir para luego ser lo que somos. Y hoy nos encontramos en esa aparente tranquilidad por haber cumplido con las obligaciones que nosotros mismos nos impusimos. Estamos dispuestos a gozar de lo que nos depare el día, embriagándonos con emociones nuevas para que cuando termine, nos deje nuevos recuerdos que saborear en años venideros.

Y así con espíritu de reencuentro nos presentamos, desconociéndonos, a pesar de conocernos. Ponemos cara a nombres que suenan en el fondo de nuestra memoria como algo que ha estado ahí desde la niñez. Del mismo modo hay caras conocidas a las que no somos capaces de poner nombre, y como últimas referencias, están los nombres o apodos de nuestros padres o abuelos, o las calles que tantas veces recorrimos, y la ubicación de las casas que albergaron los familiares.
Cada detalle pone en situación el conocimiento de cada uno. Y nuestras mentes viajaron por el encanto de los recuerdos, impregnados de melancolía, y esa cuota de rebelde fantasía, para rememorar momentos de antaño. Porque nada es como era. Las calles no son las mismas. Han desaparecido casas emblemáticas para nuestros recuerdos. Y han surgido otras en muchos casos rompiendo el encanto de las casonas labriegas. Ya no existen las eras, símbolo de los veranos de nuestra niñez y sello inconfundible de veranos preñados de buenas cosechas. Ya no está la alameda oscura, principio del miedo de nuestra infancia que rompimos tímidamente en busca de las maravillosas violetas que allí crecían. Tampoco está el molino, refugio de los paseos de verano, buscando el frescor de los chopos y del agua que corría cristalina y serpenteante anunciando cantarina su presencia, el regato abajo.
Por no quedar no queda, ni Villanueva, despedazada en mil trozos, recurso de paseos largos, con sabores viejos, sabiendo que allí todavía resiste la ermita, custodiada por la virgen de los Remedios, al abrigo del castillo, blindado más que nunca. Los paseos a la finca son de paisajes muy diferentes, aunque los crepúsculos dorados permanecen reafirmando el espíritu de los recuerdos.
Y con todo esto nos reencontramos con los que quedaron que no fueron muchos, y fueron testigos de los cambios. Seguramente nos esperaban con expectación, especulando sobre lo desconocido de nuestras vidas, Todos hemos vivido las mismas épocas, probablemente las mismas penurias, luchando por una vida mejor, por la libertad, por un bienestar de acorde con el esfuerzo realizado, aprendiendo de lo desconocido, pero que una vez más, no lo íbamos a tener fácil.
Y así, al sonar de las campanas de la iglesia, ese sonido envuelto en melancolía, que un día ya lejano nos llevamos con nosotros sin darnos cuenta, y que tantas veces hemos comparado con otras campanas, que por bonito que sonaran, las de nuestro pueblo sonaban mejor…anuncia el principio de la fiesta. Porque no hay fiesta que se precie en pueblo castellano que no pase por la iglesia. 
Al fin y al cabo, es la única forma de romper el hielo para lucir primores, sobre todo las señoras. Los años vinieron con simientes buenas y nos han dado la oportunidad de cambiar tornas e igualarnos en niveles que nuestros padres y abuelos, no imaginarían nunca. Atrás quedaron las diferencias de las hijas del tosco y pobre labriego, con el labrador de montantes fanegas…pero esto, es otra cosa…
Así nos divertimos: Al más puro estilo de nuestro pueblo…

Celebración de la fiesta el 9 de Agosto de 2014

1 comentario:

  1. Precioso relato de la vida, te veo muy acompañada.
    Un beso

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