16 de abril de 2014
Con fuerza inusitada la barbarie
de los tártaros recorrió el norte de Europa. Y la ola invasora llegó hasta
Cracovia.
Los cornetas vigilaban desde lo
alto de una de las torres de la Iglesia de Santa María, ubicada en una de las esquinas de la plaza del
Mercado, para anunciar con una melodía, el “Hejnal” a la población, de los
posibles peligros.
La iglesia de Santa María es una
de la iglesias más bonitas, envuelta en leyendas, que la hacen enigmática e
interesante.
Tiene dos torres que para su
construcción contrataron a dos hermanos considerados en aquellos tiempos como
los mejores arquitectos. El hermano mayor fue el primero en aprender el oficio
que poco a poco se lo fue enseñando a su hermano menor. Cuando recibieron este
encargo decidieron que cada uno construiría una torre. En el fondo cada uno
quería demostrar la pericia que tenía, y trabajaban con premura para terminar
antes y hacer la torre más alta. El mayor veía como el pequeño aunque más lento
estaba consiguiendo la torre más alta. Instigadores con malas intenciones
hicieron que los celos se desataran
llegando al límite de que los dos hermanos discutieran tan
acaloradamente que el mayor mató al pequeño clavándole una daga, y arrojando el
cuerpo al rio Vístula.
Se decidió que se dejaría la torre así como estaba, colocándole
una cúpula y alcanzando 81m. de altura. La más baja mide 69m. A partir de ese
momento se decidió la fecha de la
inauguración.
El hermano mayor, no era capaz de vivir con el crimen en su
conciencia y el mismo día que se consagraba la iglesia, declaro ante todos el
crimen atroz que había cometido. Algunos cuentan que posteriormente se tiro
desde la torre que construyo su hermano, otros que se clavó la daga con la que
lo mató.
Hoy se puede ver el puñal colgado
frente a la iglesia, lugar por donde transita todo el que se encuentre en la
Plaza del Mercado, en señal de recordatorio de lo que puede causar la envidia y
la soberbia.
En 1241, uno de los vigías, con
corneta en mano, una vez más subió los
239 escalones de la Torre para cumplir
con su trabajo, sabiendo sin duda que bajo sus pies, en el interior de
la basílica, el culto de los fieles se
hallaba acompañado de verdaderas obras
de arte, y él tenía parte de responsabilidad en el cuidado de esos bienes.
Lo que no sabía el vigía era qué, esa sería la última vez que lo haría. Divisando a los Tártaros en los
alrededores de la ciudad se dispuso a tocar la melodía de alerta para que los
ciudadanos se preparara para el ataque, pues ya sabían de la crueldad que se
gastaban, mataban a todo el que no lograra escapar, jamás hacían
prisioneros. No pudo terminar el
“Hejnal” la melodía fue interrumpida por una flecha que le atravesó el cuello y
murió en el acto. Dicen que aun así, muchos ciudadanos pudieron huir de la
barbarie Tártara. Desde entonces la melodía se toca cada hora, cuatro veces consecutivas a través de las
cuatro ventanas que miran a los cuatro puntos cardinales, interrumpiendo el Son,
en medio de una nota, en honor del vigía muerto.
Las consecuencias de la invasión
fueron devastadoras destruyendo casi toda la ciudad. Polonia fue sometida a
invasiones en numerosas ocasiones pasando a formar parte de diferentes países.
Los siguientes doscientos años la
ciudad de Cracovia fue completamente reconstruida con una muralla para
prevenirla de posibles ataques. La ciudad renace de nuevo convirtiéndose en el
centro del comercio del norte de Europa, conociéndose como el paso del ámbar,
mineral que llega a ser una de las fuentes de riqueza.
Polonia estuvo ocupada durante
146 años, hasta el final de la segunda guerra mundial. Pero tras el fin de
la segunda guerra mundial cae bajo ocupación de la Unión Soviética, hasta que
el país inicia una revolución que hace recuperar la independencia en 1989. A
partir de este momento el país vuelve poco a poco a su identidad cultural y hoy es uno de los
países más visitados de Europa. La historia de este país es tan interesante y
llamativa que envuelve al visitante y te deja enganchado para querer saber más
y si es posible volver.
Pero estábamos en la Iglesia de
Santa María.
Ver el interior de la basílica es
una explosión de colorido y esculpidas filigranas en paredes techo y retablos.
Sorprende el techo de un color cielo intenso moteado de estrellas doradas. El
órgano y los diferentes retablos, siendo el del altar mayor el de más
importancia, llamado Wit Stwosz. Domina el interior de la Basílica, es una
talla medieval dedicada a la virgen María. Es el retablo más grande de Europa,
construido con la generosidad de la burguesía de la época. El retablo se hizo
en madera de Robee, las esculturas en madera de Tilo.
El punto principal de
este retablo es un armario de cuatro alas, que se abre todos los días a horas
determinadas. El interior representa en las alas, los misterios de gozo de la
Virgen, desde la Anunciación hasta Pentecostés. En el centro una gran escena de
la Virgen rodeada por los apóstoles. Arriba aparecen escenas de la Asunción y
de la Coronación de la Virgen a la que asisten los Santos Estanislao y
Adalberto. Al cerrar las alas del armario se admiran doce escenas de los
Dolores de Nuestra Señora.
Apertura del armario
Después de la visita al interior
no hay que perderse el toque de corneta, hoy en día el encargado de tocar la
melodía es un bombero que al terminar saluda con la mano a todos los turistas.
María Calzada.